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	<title>BCE &#8211; Foro de Debates Mario Conde</title>
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		<title>¿Propuestas para fallar?</title>
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		<dc:creator><![CDATA[Colaboraciones]]></dc:creator>
		<pubDate>Thu, 18 Nov 2010 04:01:42 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Economía]]></category>
		<category><![CDATA[BCE]]></category>
		<category><![CDATA[confianza]]></category>
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					<description><![CDATA[Manuel Caraballo Los Angeles Times publicaba el domingo, 14/11/2010, un interesante artículo, “Economists weigh in: Can the economy be saved?” (Economistas opinan: ¿Puede la economía ser salvada?), donde resume las... <a href="https://www.marioconde.org/foro/2010/11/%c2%bfpropuestas-para-fallar/">Leer más &#187;</a>]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p style="text-align: justify;"><strong>Manuel Caraballo</strong></p>
<p style="text-align: justify;"><a href="https://foro.marioconde.org/wp-content/uploads/2010/11/banca_liquidez.jpg"><img loading="lazy" class="alignleft size-medium wp-image-3401" title="banca_liquidez" src="https://foro.marioconde.org/wp-content/uploads/2010/11/banca_liquidez-300x225.jpg" alt="" width="300" height="225" srcset="https://www.marioconde.org/foro/wp-content/uploads/2010/11/banca_liquidez-300x225.jpg 300w, https://www.marioconde.org/foro/wp-content/uploads/2010/11/banca_liquidez.jpg 344w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px" /></a>Los Angeles Times publicaba el domingo, 14/11/2010, un interesante artículo, “Economists weigh in: Can the economy be saved?” (Economistas opinan: ¿Puede la economía ser salvada?), donde resume las propuestas de una serie de grandes economistas acerca de los problemas de la economía, especialmente en lo referente a la salida de la crisis y la creación de empleo.</p>
<p style="text-align: justify;"><strong>Se les hizo una sola pregunta: ¿Puede la economía ser salvada?</strong></p>
<p style="text-align: justify;">Los problemas así como las soluciones planteadas pueden ser aplicadas tanto a EE.UU. como a la UE, siempre considerando las diferencias económicas, los niveles de deuda, déficits presupuestarios, políticas monetarias y económicas&#8230;</p>
<p style="text-align: justify;">En general, diría que las propuestas que desarrollo al final de este texto son de aplicación para ambas zonas.</p>
<p style="text-align: justify;">Los economistas consultados son <strong>John H. Cochrane</strong> (Profesor de Finanzas en la Universidad de Chicago), <strong>Joseph Stiglitz</strong> (Premio Nobel de Economía y Profesor de la Universidad de Columbia), <strong>Brad Schiller</strong> (Profesor de Economía de la Universidad de Nevada-Reno), <strong>Alicia H. Munnell</strong> (Profesora de Ciencias de Gestión Empresarial en el Boston College), <strong>Robert Pollin</strong> (Profesor de Economía en la Universidad de Massachusetts-Amherst), <strong>Imrohoroglu Ayse</strong> (Profesor de Finanzas y Economía de la Empresa en la USC’S Marshall School of Business), <strong>Bruce Bartlett</strong> (escritor en Times y Notas Fiscales de Impuestos) y <strong>Mark Zandi </strong>(Economista Jefe de Moody’s Analytics). Algunos de ellos están o han estado en consejos consultores de los distintos presidentes de EE.UU., varios con grandes éxitos en ventas de libros especializados, conferenciantes a nivel mundial, sus artículos son leídos por millones de personas&#8230; Se puede decir que son una parte de la “creme” dentro de los economistas. Muchos, como Paul Krugman o Nouriel Roubini, no están aquí, y no porque no sean importantes sus propuestas.</p>
<p style="text-align: justify;">Espero que todas estas opiniones no sean “propuestas para fallar”.</p>
<p style="text-align: justify;">No voy a hacer un resumen de lo que opina cada uno. Para ello el lector puede dirigirse directamente al artículo pulsando en <a href="http://www.latimes.com/news/opinion/la-oe-economists-20101114-web,0,1269444.story">este enlace de Los Angeles Times</a>.</p>
<p style="text-align: justify;">Sabemos que dentro de las múltiples propuestas para salir de la crisis se encuentran diferenciados básicamente dos grandes bloques:</p>
<p style="text-align: justify;">1.      Los que apuestan por la política monetaria expansiva. Incremento del gasto público incluso soportando grandes déficits presupuestarios. Sería la política keynesiana llevada al extremo en algunos casos. Es la solución adoptada por los EE.UU.</p>
<p style="text-align: justify;">2.      Los que opinan que dicha política nos llevará al desastre y que lo mejor es reducir esos déficits para dar confianza a los mercados y que la economía se recupere por sí sola. En buena parte son los seguidores de la Escuela de Chicago, aunque no exclusivamente. Es la solución llevada a cabo por la UE.</p>
<p style="text-align: justify;">Sobra decir que la divergencia en las soluciones ante un problema aparentemente común genera incertidumbre en los agentes económicos, lo cual redunda en una menor inversión y toma de posturas más conservadoras que frenan la creación de empleo.</p>
<p style="text-align: justify;">De los economistas encuestados que se inclinan por la primera solución están Joseph Stiglitz, si bien pide que dicho gasto se centre en los sectores con alto potencial de llevar a la economía a la senda del crecimiento, Alicia H. Munnell, aunque no desde la vertiente de expansión monetaria, sino de la eliminación de deducciones fiscales, Robert Pollin y Bruce Bartlett que defienden ambos la promoción de medidas intervencionistas en el mercado de crédito a través del establecimiento de impuestos a las reservas excedentarias de la banca para que ésta ponga en funcionamiento esos recursos.</p>
<p style="text-align: justify;">En la otra óptica se encuentra sólo John H. Cochrane donde indica claramente que un nuevo estímulo monetarista no conllevará efectos beneficiosos y que esta política es costosa a medio o largo plazo (la deuda genera unos intereses que tarde o temprano hay que pagar).</p>
<p style="text-align: justify;">Algunos de ellos apuntan diversas cuestiones ciertamente interesantes, pero <strong>hay dos economistas que ofrecen propuestas de tipo no económico para resolver el problema</strong>. Son Imrohoroglu Ayse (Profesor de la USC’S Marshall School of Business) y Mark Zandi (Economista Jefe de Moody’s Analytics). Sus propuestas, aunque con matices, van en la línea de <strong>eliminar incertidumbre en las empresas y en el consumidor</strong>. Desde la aclaración de la política fiscal para los próximos años, a las decisiones en materias de subsidios de desempleo, regulación del sector bancario, costes laborales, seguridad social&#8230;</p>
<p style="text-align: justify;">No es la primera vez que se resalta la idea de la “confianza” como elemento en el que se basa cualquier tipo de recuperación económica. En buena parte pienso que es así, aunque <strong>me parece una condición no suficiente para que empecemos a salir de la crisis.</strong></p>
<p style="text-align: justify;">En realidad, esta idea está enraizada en la teoría de las expectativas racionales desarrollada por Robert Lucas (Premio Nobel de Economía en 1995). Una expresión muy popular que ilustra esta idea es la siguiente: “para que suba la Bolsa sólo hace falta que mucha gente piense que va a subir”. Se deduce que si los agentes piensan que va a subir, se lanzarán a comprar haciendo que finalmente suba, independientemente de otras consideraciones (¿alguna coincidencia con el mercado inmobiliario español durante la burbuja?).</p>
<p style="text-align: justify;">Sin embargo, no es en ese aspecto donde me voy a detener, ya que, pienso, hay otros realmente interesantes para solucionar el embrollo en el que estamos metidos, <strong>aun reconociendo que la “confianza” es clave en todo este asunto.</strong></p>
<p style="text-align: justify;">Y creo que dos de los autores plantean una medida que puede ser una de las grandes claves para solucionar este problema. Se trata de <strong>Robert Pollin</strong>, de la Universidad de Massachusetts, y <strong>Bruce Bartlett</strong>, columnista de Times y Notas Fiscales de Impuestos. Mientras que Mark Zandi, Economista jefe de Moody’s Analytics, indica que los bancos tienen mucha liquidez, pero no ofrece la solución que plantean los otros dos autores.</p>
<p style="text-align: justify;">Éstos indican que muchas de las empresas que quedan en la economía están saneadas y generan beneficios, y que los bancos que quedan tienen liquidez suficiente, obtenida por sus propios medios o por diversas ayudas procedentes de la FED, pero que, sin embargo, no se crea empleo en la economía y ésta amenaza con quedarse estancada al estilo de la de Japón durante las últimas dos décadas (aunque coloquialmente se habla de “la década perdida de Japón”). Desarrollaremos esta idea a continuación, pero antes quiero dejar claro que no todas las empresas tienen liquidez y generan beneficios, al igual que hay muchos bancos que están al borde de la bancarrota (en la fecha que escribo, 148 bancos de EE.UU. han quebrado según información de The Economist). Esta misma afirmación se puede hacer claramente para el caso de la Unión Europea. Debo recordar que a estas alturas, la banca norteamericana habrá recibido un total de 1,5 billones de dólares mientras que la europea ha recibido unos 2,4 billones con distintos formatos y condiciones (desde préstamos hasta compra de parcial del capital de la entidad).</p>
<p style="text-align: justify;">La solución que plantean estos dos últimos autores es que dado que la banca (en general) sí tiene reservas, que han cuantificado en un billón de dólares (casi el PIB de España), dado que la FED ya inyectó una ingente cantidad de dólares a lo largo de 2008 y 2009, <strong>presentar ahora un plan de inyección adicional de otros 600.000 millones de dólares, no va a variar la forma de operar de los bancos</strong>: éstos permanecerán sentados encima de esa ingente cantidad de dinero sin que sean capaces de transferirlos en forma de créditos a la economía real, que es la que crea los puestos de trabajo.</p>
<p style="text-align: justify;">Y es que la forma de trabajar de los bancos centrales tanto de EE.UU. como de la UE frenan cualquier tipo de cambio que facilite el acceso al crédito de las empresas. <strong>Se trata de un sistema que podemos calificar de perverso y que consiste en lo siguiente: </strong>tanto los bancos norteamericanos como los europeos pueden acceder a liquidez a través de la FED o del BCE a un tipo entre el 0%-0,25% en el caso de EE.UU. y al 1% en el caso de Europa. Hasta ahí todo perfecto, pero el caso es que los bancos en lugar de prestarlo a las empresas y consumidores, lo que han hecho es comprar deuda pública a tipos que han llegado incluso al 4% en algunos plazos largos de amortización. El negocio es estupendo, porque tienen una excelente rentabilidad (sólo pasar del 1% al 2% supone un 100%) con un riesgo teórico cero (la UE no permitirá que ningún estado miembro quiebre, y si no, sólo hay que leer las declaraciones de los responsables políticos en estos últimos días en relación a la difícil situación de Irlanda). Por si fuera poco, tanto la FED como el BCE “premian” los excesos de liquidez al 0,25% (hay que recordar que ese porcentaje era del 1% para el caso de la UE al comienzo de esta crisis, y algo superior anteriormente).</p>
<p style="text-align: justify;">Por tanto, si aplicamos un poco de lógica a todo este sistema, si sabemos que para la banca le es rentable económicamente disponer de un exceso de liquidez que podrá rentabilizar con la compra de deuda pública, sin riesgo, y con una retribución adicional del 0,25% por parte de la FED o BCE por los excesos de reservas no aplicados, es la principal interesada en una política monetaria expansiva como la planteada por la Administración Obama.</p>
<p style="text-align: justify;"><strong>Digamos que todo este sistema está pensado para que la banca gane dinero, sin riesgo alguno y sin tener ninguna obligación legal de prestarlo a la economía real. </strong></p>
<p style="text-align: justify;">Con una situación de paro elevada, especialmente en la UE, y más concretamente en España, que acumula el 60% del total de desempleados, <strong>podemos calificar este sistema como “espanto” político-económico.</strong></p>
<p style="text-align: justify;"><strong>¿Qué hacer entonces para que la banca preste dinero? </strong></p>
<p style="text-align: justify;"><strong>Tocarles el bolsillo.</strong> Se puede nacionalizar como plantean algunos grupos, pero hay mejores soluciones desde el punto de vista de la eficiencia y sin espantar a los inversores. Se trata de una solución que ya desarrolló Suecia durante su crisis financiera de principios de los años 90.</p>
<p style="text-align: justify;">Al margen de otras medidas que puso en marcha el Gobierno sueco, como garantizar la deuda bancaria o la nacionalización o compra parcial de bancos en situación de insolvencia, capitalización posterior, saneamiento y al final privatización, <strong>lo que realmente hizo bien el Gobierno sueco fue imponer un impuesto a la liquidez excesiva de la banca.</strong></p>
<p style="text-align: justify;"><strong>En palabras del mismo Robert Pollin, hay dos propuestas claras:</strong> la de la zanahoria y la del “palo”. La <strong>zanahoria</strong> en el sentido de ampliar las actuales garantías de préstamos federales (igual que hizo Suecia durante los 90). Las PYMES serán las primeras beneficiarias ya que los créditos que obtienen son respaldados por la garantía del Gobierno. El Gobierno español puso en marcha esta medida a través del ICO, con muy escasos resultados, como se puede ver por los datos tanto del PIB per cápita, como de la tasa de desempleo, los mejores indicadores, desde mi punto de vista, del éxito de cualquier política económica.<strong> </strong></p>
<p style="text-align: justify;"><strong> </strong></p>
<p style="text-align: justify;"><strong>“Palo” en el sentido, y aquí está la clave de la cuestión, de aplicar un impuesto entre el 1% y 2% sobre el exceso de reservas en los bancos. Así tendrán un incentivo contundente para destinar esos recursos al crédito de la economía real, eliminando posteriormente las altas tasas de desempleo.</strong></p>
<p style="text-align: justify;">Ésta es la clave de la cuestión embarazosa de tener que obligar a los bancos a prestar sin la necesidad de proceder a nacionalizaciones que generan incertidumbre y dudas sobre las economías y los Gobiernos.</p>
<p style="text-align: justify;">El plan de Obama, salvo cambios de última hora, si no va acompañado de estas medidas, supondrá incrementar las reservas de los bancos, aumentar sus beneficios, generar más capacidad de compra de deuda pública con unos suculentos márgenes, y nada más. La economía real no podrá acceder al crédito, no podrá invertir y las tasas de desempleo perdurarán en el tiempo.</p>
<p style="text-align: justify;">El plan de Obama es fantástico para la banca, pero no para la economía real.</p>
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		<title>¿Adónde fue a parar el dinero de la especulación financiera?</title>
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		<dc:creator><![CDATA[Colaboraciones]]></dc:creator>
		<pubDate>Fri, 28 May 2010 03:00:37 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Economía]]></category>
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		<category><![CDATA[Burbuja Inmobiliaria]]></category>
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										<content:encoded><![CDATA[<p style="text-align: justify;"><strong>José Gómez Blanco</strong></p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;"><a href="https://foro.marioconde.org/wp-content/uploads/2010/06/bolsa-madrid.jpg"><img loading="lazy" class="alignleft size-medium wp-image-2110" title="bolsa-madrid" src="https://foro.marioconde.org/wp-content/uploads/2010/06/bolsa-madrid-300x196.jpg" alt="" width="300" height="196" srcset="https://www.marioconde.org/foro/wp-content/uploads/2010/06/bolsa-madrid-300x196.jpg 300w, https://www.marioconde.org/foro/wp-content/uploads/2010/06/bolsa-madrid.jpg 450w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px" /></a>1. Introducción</span></p>
<p style="text-align: justify;">Confieso,  de entrada,  que he leído y reflexionado mucho sobre la crisis financiera internacional, que ha puesto a las economías mundiales al borde de la quiebra total y,  en consecuencia,  el sistema capitalista,  el liberalismo económico,  están puestos en cuestión,  especialmente por aquellos que nunca creyeron en él y son sus enemigos,  esos que,  a pesar de los fracasos prácticos,  siguen viendo el marxismo y el comunismo como una esperanza universal.  Otros, lo menos radicales,  buscan en el <em>keynesianismo </em>la panacea para remediar los males que nos aquejan.</p>
<p style="text-align: justify;">Las consecuencias de este desastre total están a la vista y no hace falta extenderse sobre los daños ocasionados,  los conocidos,  porque soy de los que creen que aún no se sabe la magnitud de la tragedia económica.  Y nuestro país,  inmerso en esta crisis perfecta  &#8211;el choque de la economía real con la economía financiera—  tiene su propia crisis,  la inmobiliaria,  que ha venido a agravar la crisis de liquidez de las entidades financieras,  que se transformó en una crisis de solvencia para una parte de ellas   &#8211;la falta de transparencia del Gobierno y,  lo que es peor,  del Banco de España durantes meses,  antes y después de las elecciones generales,  poniendo en cuestión su autonomía,  nos ha  situado en la incertidumbre&#8211;  abocadas a la absorción por otras entidades o a la entrada de capital público,  especialmente las Cajas de Ahorros<em>. </em> Hemos pasado de tener en el año 2008 el sistema financiero mejor del mundo,  a descubrir “activos tóxicos” importados en los balances de algunas  entidades,  para finalmente poner de manifiesto los nuestros,  debido a   la morosidad creciente y deudas incobrables de las entidades financieras, derivada fundamentalmente de las inversiones en el sector inmobiliario/residencial<em>, </em> que trata de disimularse mediante la adquisición de activos o con artificios contables.   A pesar de ello,  al mes de marzo,  según datos de la CECA, 15 entidades superaban el 6%,  sobrepasando algunas el 7,50%.  En el sector bancario las tasas son,  en general,  más reducidas,  gracias a las refinanciaciones y adquisiciones de activos.</p>
<p style="text-align: justify;"><em> </em></p>
<p style="text-align: justify;">Hace unos meses,  el Gobernador del Banco de España  &#8212;<em>tarde piaches&#8211;</em> reconoció<em> </em> que era posible que haya que intervenir alguna entidad financiera,  apuntando a las Cajas de Ahorros.  No obstante, tanto el Gobierno como el Banco de España tratan de evitar que esto suceda y para ello están presionando a estas entidades a la concentración,  es decir,  reducir el número de ellas mediante absorciones o fusiones, utilizando para ello el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria),  pero está por vencer resistencia de algunos órganos rectores y las discrepancias entre los políticos.  De llevarse a cabo de aquí hasta finales de Junio sería  &#8212; en opinión del autor&#8211;   la opción  menos costosa políticamente para el Gobierno.    Lo que no se entiende muy bien es que en plena crisis se deje a las entidades financieras que sigan contabilizando beneficios multimillonarios y que no se les obligue a que una parte importante de ellos se destine previamente  a provisiones para insolvencias, reduciendo el beneficio-escaparate.</p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;">2.  En busca de respuestas sobre la especulación en los mercados</span></p>
<p style="text-align: justify;">En la segunda mitad de los años 1970,  en plena transición de nuestro sistema político, mi profesión bancaria me obligaba a asistir diariamente a la  Bolsa de Barcelona,  en la que presencié en muchas ocasiones un mercado con “encefalograma plano”  &#8211;si me permiten la utilización de términos médicos&#8211;  y  las “transfusiones” de dinero procedentes del Banco de España (Tesoro Público),  para que el mercado sobreviviera a la crisis económica y a la fiebre política de aquella época. Consecuencia de esta intervención,  el Estado llegó a ser el   mayor  accionista individual en muchas empresas españolas,  incluidos Bancos,  así que,  aunque las circunstancias actuales sean  más graves y en un entorno mundial,   no debemos asustarnos de este tipo de  intervenciones.   En otras, sin justificación económica alguna, tomando siempre como referencia la Bolsa de Madrid,  la más importante,  ayer y hoy,  el mercado reaccionaba y se producían alzas casi generales en los valores cotizados. Se trataba de un mercado estrecho  en el que la contratación se hacía a viva voz,  menos para los valores bancarios, que tenían un sistema especial. Con este sistema   &#8211;inaplicable en los tiempos actuales por los volúmenes de contratación y control de operaciones&#8211;  no hubiera sucedido lo que acaba de ocurrir en Wall Street  con una orden de venta mil-millonaria convertida  en billonaria,  que provocó el pánico y la bajada del Dow Jones en más de 9 puntos y  la posterior caída de los mercados internacionales.</p>
<p style="text-align: justify;">En esa época, la duración del período alcista era de pocos días,  para volver al decaimiento y a posiciones de papel. Pero tenía la virtud,  para un observador imparcial,  de poder penetrar en los mecanismos que mueven la  Bolsa,  de poder identificar a los agentes protagonistas de los movimientos del mercado. La situación era deprimente,  también en lo político. En aquella época y en la década siguiente,  la de los años 1980, con la crisis de 1987,  repetida en menor medida en 1989, seguí con mucho interés lo que ocurría en los mercados bursátiles y  reflexioné sobre la si la  especulación  era buena o mala y busqué  en la literatura económica respuestas a mis dudas,  que no me convencieron. En uno de los capítulos del libro de George N. Halm, economista alemán de la escuela austriaca, “Economía del Dinero y la Banca”,  encontré algunas respuestas, pero no disiparon  mis dudas.</p>
<p style="text-align: justify;">Pocos meses después del “crash” de 1987,  se publicó en la revista “Prospects”  un  trabajo de Gerhard Aschinger,  titulado “<em>Reflections on the crash</em>”,  que trataba de explicar  lo sucedido en las bolsas mundiales en octubre de aquel año,  mediante dos teorías: la teoría de la catástrofe y la teoría de las burbujas especulativas.  Ambas teorías se basan en la especulación sin barreras para explicar los <em>“crash</em>”,  que tiene como origen una creciente desviación entre los valores fundamentales de los títulos (acciones) y  los precios que se paga por estos activos, dando lugar en un determinado momento a caídas bruscas y profundas de los mercados de valores.<em> </em> En mi opinión,  ninguna de las dos teorías serviría para explicar la actual caída de las bolsas mundiales,   ya que la crisis financiera que provoca la caída de los mercados se origina fuera de los mismos,  en una actuación irresponsable de las entidades financieras en el tratamiento del mercado hipotecario (burbuja inmobiliaria),  después trasladada al mercado de derivados financieros, cuyos agentes emisores, sin control de los órganos supervisores, generaron vehículos de inversión complicados y nada transparentes,  contaminando de forma punible los mercados financieros y,  por ende, el sistema financiero internacional. Otra de mis reflexiones de aquella época sobre el mismo tema eran los efectos de la especulación en el reparto de los beneficios generados por ella.</p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;">3. Valoración de los efectos de  especulación</span></p>
<p style="text-align: justify;">¿Es buena la especulación en los mercados?  Mi respuesta a la pregunta,  desde la experiencia personal, es condicional.  Creo que en los mercados organizados debe permitirse cierto grado de especulación que estimule su funcionamiento,  pero se debe combatir la especulación desaforada,  sin control, la misma de la que nos estamos ocupando.  Lo que ocurrió la semana pasada en nuestra Bolsa,  con caídas generalizadas durante varias sesiones y  el repunte del pasado lunes,  con una subida de más del 14%,  es pura especulación.  La situación económica entre unas y otras fechas sigue siendo la misma.</p>
<p style="text-align: justify;">Mi conclusión era y es  que beneficia a unos pocos en perjuicio de muchos,  aunque soy consciente de que se seguirá alabando su excelencia y los efectos benefactores  de la especulación en los mercados,  que algunos resumen así:</p>
<p style="text-align: justify;">1         Mejora su eficiencia, consiguiendo precios más correctos.</p>
<p style="text-align: justify;">2        Asume  riesgos, consiguiendo mercados más completos.</p>
<p style="text-align: justify;">3        Da liquidez a los mercados.</p>
<p style="text-align: justify;">Pero dando por hecho de que cierto grado de especulación es bueno para el funcionamiento de los mercados,  cuando los especuladores actúan si atenerse a las propias reglas que rigen la contratación,  sus efectos son perversos. Un ejemplo de su perversidad se dio hace meses en nuestro país:  una entidad financiera mediana denunció a la CNMV las posiciones cortas, bajistas,  que se estaban produciendo sobre determinados valores bancarios y otras compañías, para provocar bajas en las cotizaciones y comprar posteriormente esas acciones vendidas con ganancias seguras, sistema permitido si se hace mediante un préstamo de títulos,  pero no en descubierto,  es decir sin poseer o disponer de un préstamo (cesión temporal) de esas acciones vendidas.  Sobre las operaciones a corto (short selling),  tengo publicado un trabajo en la Red, titulado: <em>“El préstamo de títulos en el mercado a crédito”. </em>Pura especulación nociva.  El órgano supervisor de los mercados,  nuestra lenta y hasta no hace mucho  escasamente operante “CNMV”,  se tuvo que enterar de esta práctica por la denuncia de una de las sociedades perjudicadas.  En ese momento  &#8211;en mi opinión— se debieron prohibir las ventas con préstamo de títulos (<em>short selling</em>),  como hicieron algunos países,  hasta que fuera superada la crisis. Ahora no es el momento.   No obstante,   creo que si hubiera voluntad institucional,  se podrían  identificar,  <em>a posteriori, </em>a quienes están detrás de estas prácticas especulativas,  e ilegales cuando se hacen en descubierto,  como ocurre en nuestro país.   Les remito al trabajo indicado.</p>
<p style="text-align: justify;">Como la crisis financiera &#8211;ahora convertida en una crisis económica mundial,  que será recordada en el futuro como una de las peores  de las que han sucedido hasta la fecha&#8211;  tiene su origen en EE.UU.,   conviene  recordar  &#8211;sobre todo a los estudiosos del tema&#8211;  las críticas y los consejos del Premio Nobel de Economía del año 2001,   asesor económico del Gobierno de Bill Clinton,   Joseph E. Stiglitz,   en su libro “Los felices 90”  &#8211;que recomiendo leer a los interesados en esta crisis&#8211;   sobre  los problemas de la falta de intervención y de la insuficiencia de los mecanismos de regulación,  que dio lugar a la crisis de los años 1990.   Sólo dos frases entresacadas de su capítulo I:</p>
<p style="text-align: justify;"><em>“…si el problema de los felices noventa y la recesión que les siguió fuera achacable a la actuación del Gobierno,  los errores de éste serían en todo caso por defecto,  no por exceso,  de intervención;  en todo caso sería culpable de pasividad,  pues el problema radica en la insuficiencia,  no en la demasía,  de los mecanismos de regulación.”</em></p>
<p style="text-align: justify;"><em>“…el Gobierno siempre es el que termina recogiendo los platos rotos cuando las cosas no salen como debieran;  del mismo modo,  el contribuyente estadounidense fue quien terminó pagando los platos rotos que la desregulación bancaria rompió en las cajas de ahorro.  Así pues, una mayor regulación redunda en protección del país y sus contribuyentes contra tales riesgos.”</em></p>
<p style="text-align: justify;">Es curioso,  al leer el último párrafo,  pensar en lo que está ocurriendo en nuestro país con nuestras  cajas de ahorro y  también con algunos bancos.</p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;">4. La especulación y los efectos sobre la economía real</span></p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;"> </span></p>
<p style="text-align: justify;">Sobre los problemas que crea la especulación sin barreras,  sin escrúpulos,  voy a reflejar en este apartado la opinión sintetizada de dos personalidades reconocidas  en el campo de la economía y la política:   Galbraith y Helmut Schmidt.</p>
<p style="text-align: justify;">En el epílogo del libro “Breve historia de la euforia financiera”, de J.K. Galbraith, el autor dice al referirse a la crisis bursátil de 1987, y en concreto “<em>al desastre de las cajas de ahorro americanas</em>”,  y las consecuencias del levantamiento de las regulaciones de la economía en la era Reagan,  “<em>dejando la guía y la supervisión del sistema económico en manos del mercado y de Dios</em>”,  y añade:</p>
<p style="text-align: justify;">“<em>Quizá la tercera parte de lo perdido  (500.000 millones de dólares comprobados),  “fue sencillamente robada.  Los encargados de los fondos los hicieron pasar por uno u otro procedimiento elemental a su propio uso…” / “Los otros dos tercios fueron a  parar a proyectos inmobiliarios  &#8211;edificios de oficinas,  instalaciones de veraneo,  construcción de casas  &#8211;muchos de ellos de tal extravagancia que jamás hubo oportunidad de devolución.” </em></p>
<p style="text-align: justify;">En uno de los capítulos del libro está encabezado con la siguiente cita:</p>
<p style="text-align: justify;"><em>“Los especuladores pueden no resultar perjudiciales,  como burbujas en la corriente regular de la empresa.  Pero su actuación cobra gravedad cuando esa empresa se convierte en una burbuja del remolino de la especulación”.</em> (John Maynard Keynes.  Teoría General)</p>
<p style="text-align: justify;">Esta crisis económica que estamos viviendo no hubiera sido tan  grave o no se hubiera producido, si se hubieran regulado debidamente los mercados,  además de ponerle coto a la economía financiera (el Sr. Rato sabe mucho sobre lo que estoy diciendo)  y,  sobre todo, si los gobiernos y supervisores (en especial los del sector bancario y de los mercados OTC),  hubieran actuado a tiempo  sobre los peligros que se cernían sobre el endeble sistema financiero internacional.</p>
<p style="text-align: justify;">La Naturaleza nos enseña que anualmente hay que podar los árboles,  sobre todo aquellos que producen alimentos para el consumo humano,  pues de otro modo se ramificarían demasiado en detrimento de su verdadera utilidad. Con la economía pasa lo mismo,  si se deja totalmente libre,  sin control, los especuladores desvirtuarán su crecimiento armónico y sus beneficios sociales,  y la utilizarán en beneficio propio (en el  año 2008, además de la crisis financiera,  la especulación actuó  sobre la comercialización de alimentos y el  petróleo).  Hace pocos meses el periódico <em>El Mundo</em> publicó  una fotografía  de los comparecientes en el Congreso de Estados Unidos,  los representantes de los “hedge funds”  más importantes del mundo: Quantum,  Paulson, SAC y Greenlight,  bajo el título de  “cena de conspiradores”.  Hace unas semanas se ponía al descubierto las prácticas engañosas de Goldman Sach con derivados de crédito.   ¿Serán penalizados estos depredadores de los mercados?   Lo dudo.</p>
<p style="text-align: justify;">Para que la economía,  en todos sus ámbitos, cumpla su verdadera función, que es el crecimiento económico y el reparto de la riqueza creada, están los Gobiernos y los órganos reguladores y supervisores,  a los que me he referido anteriormente.   No se trata de ponerle un  corsé a la actividad económica,  sino de corregir las desviaciones indeseables. Pero si los órganos reguladores y supervisores miran para el otro lado para no ver lo que está sucediendo,  haciendo dejación de sus responsabilidades y oídos sordos a los avisos que siempre se producen, como ha sucedido en el desarrollo de esta crisis en la que estamos inmersos,  nos encontraremos con situaciones de extrema gravedad.  A raíz  de la crisis cambiaria y crediticia del año 1997,  que afectó a Rusia, Asia y Latinoamérica,  el que fue canciller alemán (1974/1982),  Helmut Schmidt,  publicó un artículo en la revista alemana  <em>Die Zeit, </em>titulado: “<strong>Especuladores,  yo os acuso”</strong>,  en el que hacía corresponsables a los especuladores bursátiles americanos, europeos y japoneses. De este artículo voy a reproducir algunos párrafos:</p>
<p style="text-align: justify;"><em>“¿Es,  pues, exagerado el temor a una crisis global de la economía o a un efecto en cadena? No del todo.  Entre otras cosas,  porque los mercados financieros, técnicamente globalizados,  son peligrosos, especialmente por la movilidad de capitales a corto plazo hacia inversiones financieras más agresivas. Y por sus especulaciones,  a menudo sobre productos derivados,  así como sus psicosis.”  “…Este comercio a corto plazo se les ha escapado casi por completo de las manos a las autoridades nacionales encargadas de la vigilancia y del control de las instituciones crediticias y a los bancos centrales nacionales.  Y esto puede afectar &#8212;como ocurrió en Indonesia, Tailandia o Malasia—a todas las economías nacionales.”</em></p>
<p style="text-align: justify;"><em> </em></p>
<p style="text-align: justify;">Sin duda,  Helmut Schmidt tenía claro los efectos de la especulación internacionalizada, sin barreras,  y estaba avisando de sus consecuencias.</p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;">5. La ineficacia del BCE y la falta de supervisión</span></p>
<p style="text-align: justify;">Mientras la actual crisis –la crisis perfecta como yo la defino&#8211; se estaba formando y amenazaba a las economías de todo el mundo,  en nuestra Unión Europea,  nuestro Banco Central Europeo,  con Jean-Claude Trichet a la cabeza (en la actualidad empieza a estar cuestionado su mandato),  rodeado de  su corte sabios económicos y monetaristas, se dedicaron en los últimos años a meter en cintura a la inflación comunitaria, y para ello la prescripción médica era mantener el Euribor alto,  por encima del 5,00%,  con grave perjuicio para las economías domésticas,  adquirentes e hipotecantes de bienes inmuebles adquiridos,  en muchos casos con enormes sacrificios,  a precios por encima de su valor real,  pues eran fruto de la burbuja inmobiliaria.   Lo importante,  lo prioritario para el BCE era domesticar la inflación,  lo demás no importaba.  No  se enteraron de la tormenta perfecta que se estaba formando a nivel mundial,  el choque de la economía financiera con la economía real,  que ha puesto al descubierto la fragilidad de lo que ya era conocido, un sistema financiero internacional con unas bases muy frágiles para el peso que sostenía,  una especie de torre construida con palillos.   Al final,  la inflación se corrigió sola,  pero no por mérito del señor Trichet y compañía,  sino por propia corrección de la naturaleza económica.</p>
<p style="text-align: justify;">El señor Trichet anunció en enero de 2009 que el BCE estaba preparado para realizar la supervisión de la banca europea,  función que realizan actualmente los bancos centrales integrados en la  Unión Monetaria.  El anuncio llega tarde,  pues ya no puede remediar la catástrofe producida en los mercados y en las entidades financieras.   Por poner un ejemplo,  aunque fuera de contexto,  pensemos en las centrales nucleares,  cuyo funcionamiento está sujeto a determinados protocolos de seguridad,  impuestos por las autoridades estatales,  pero si éstos fueran insuficientes o no se cumplieran estrictamente las inspecciones regulares a que están sujetas,  un buen día podríamos encontrarnos con una catástrofe nuclear de grandes dimensiones,  como ya ha sucedido de forma parcial en la antigua Unión Soviética.   Algo de esto ha ocurrido como detonante de la crisis financiera mundial,  ahora transformada en una crisis económica de grandes proporciones y consecuencias.  ¿Podrán las autoridades europeas salvar a las economías más débiles y,  en consecuencia, el euro?  Ya veremos como se reconduce la crisis griega y las de los llamados “<em>pigs</em>”,  entre los que estamos nosotros.  Creo que en la Unión Europea existe demasiada burocracia y son muchos a mandar.   Es necesario,  hace  falta,  un o una <em>leader</em> dotado de poderes suficientes para dirigir la Unión.</p>
<p style="text-align: justify;"><span style="text-decoration: underline;">6. Pérdidas v<em>ersus</em> ganancias</span></p>
<p style="text-align: justify;">Para responder a la pregunta del título de este trabajo<strong>,  afirmo que el dinero se crea,  pero no se destruye:  se trasvasa</strong>.  Si es así,   como sostengo,  ¿adónde fueron a parar los beneficios derivados de las pérdidas monetarias (ganancias para otros) que han contabilizado entidades financieras,  compañías de seguros,  inversores bursátiles,  etc., originadas por la especulación y la falta de escrúpulos de los tiburones financieros internacionales?  Parece indiscutible que en una transacción económica,  las pérdidas de una de las partes se corresponden con las ganancias de la otra,  aunque este beneficio se pueda diferir en el tiempo.  Luego,  el dinero no se destruye, sino que se trasvasa de unos a otros.  Todas las pérdidas contabilizadas  y puestas de manifiesto,  o disimuladas,  en los últimos años por parte de entidades financieras y otro tipo de compañías,  que han obligado a los gobiernos occidentales y otros a reforzar con dinero público sus capitales para evitar la quiebra del sistema financiero internacional,  han tenido, sin duda, contrapartes que se han beneficiado de esas operaciones fallidas. Pienso en los especuladores a los que se refería en su artículo el ex canciller Helmut Schmidt,  en los miles <em>Soros, Buffets,  Madoffs, Paulson,  Goldmans, hedges funds, etc, </em>y muchos más. Y los no menos culpables Presidentes y CEO,s (Directores Generales) de los Bancos de Negocios de EE.UU. y de entidades financieras de diversos países europeos. Pocos en perjuicio de muchos.  Hasta la fecha no he tenido conocimiento de iniciativas gubernamentales (salvo algunas acciones en EE.UU.) que  traten de identificar a estos “<em>depredadores económicos</em>”, por llamarles de alguna manera,  ni tampoco se escribe mucho sobre los efectos de esta crisis financiera sobre los fondos de pensiones e inversión,  compañías de seguros (salvo Fortis y AIG).   Todo está muy oscuro,  pero convendría identificar a  los especuladores culpables de esta crisis,  cuyos efectos,  como dije al principio,   aún no están totalmente evaluados. <strong> Yo &#8211;como el ex canciller&#8211; también acuso a los grandes especuladores.</strong></p>
<p style="text-align: justify;">Esta crisis económica mundial dejará a millones de personas sin trabajo,  empobrecerá a otros tantos millones y  decenas de miles o millones tendrán pérdidas de sus ahorros y negocios, cuya cuantía no está calculada.  Y los damnificados no podrán sonreírse de la frase pronunciada por el genial Groucho Marx, cuando perdió 250.000 dólares en su solo día, en el “crash”  de Wall Street del año 1929:  <em>“He trabajado desde la nada hasta la mayor pobreza”,</em> que extraje del libro de Lars Tvede (“<em>La psicología del mercado  bursátil”).</em></p>
<p style="text-align: justify;">En nuestro país,  por fin,  el Gobierno va a tomar en serio la crisis,   obligado por la Unión Europea,  organismos internacionales y la presión de los especuladores en los mercados,  pero hasta ahora los verdaderos culpables de nuestra crisis siguen en sus puestos y disfrutando de sus excelentes retribuciones y ganancias. Son los que forman parte de eso que D. Mario Conde llama el Sistema. Mientras,  volveremos a ser los mismos los que vamos a pagar sus consecuencias,  sobre todo,  como ya he señalado anteriormente,   las clases más débiles y las clases medias.  Las viejas recetas de siempre.   Más tarde vendrá la inflación.</p>
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