Hay muchas formas de prostituirse. La más conocida, la prostitución física o sexual, está últimamente en boca de la sociedad hipócrita. Hablaré de ella y espero poder hablar más delante de las otras formas de ejercer la prostitución. Los mercenarios y proxenetas de la hipocresía entenderán a qué me refiero.
La primera vez que subí a una prostituta a mi coche fue a petición suya. Elizabeth ofrecía sus servicios cerca de donde yo trabajaba, en los aledaños del Camp Nou, en Barcelona. En mis años de actividad como trabajador social en barrios como el ahora polémico Raval, o como antropólogo en diferentes países del mundo, pude comprobar como la prostitución es un problema universal que afecta a todas las capas sociales y a todas las sociedades humanas. En mis tiempos de asistente social había tenido contactos con prostitutas con problemas serios e intentaba ayudarlas en todo lo que podía. Así que cuando Elizabeth me pidió que la acompañara a casa ya que el proxeneta de la zona pretendía agredirle, lo hice sin ningún pudor.