Mas de la crisis, la banca , el individuo y los valores

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78ponte hermida camino de descenso  020

Ayer llegué a mi casa muy tarde, al menos para mis hábitos porque no conseguí acostarme hasta la una de la madrugada, aunque verdaderamente no demasiado “descangallado”. Terminó el programa de Intereconomía algo mas tarde lo previsto, mas o menos sobre las 11.20 pm, y después, una vez concluido, por eso del hambre tomamos algo rápido en un restaurante gallego de muy buen recuerdo para mi. En fin que esta mañana dormí una hora menos de lo previsto, es decir, un 20 por ciento, y eso, aunque cuadra con la austeridad que impone la crisis, te deja un poco menos capacitado para discursos de altura. Mi intención era aparcar transitoriamente, por unos días, la economía, sobre todo porque agobia un poco eso de oír constantemente cosas desagradables y que nos amargan un poco el día a día, y volver a temas de mayor enjundia en otros planos, menos inmediatos, mas deglutibles con otras vísceras distintas al estómago, esófago e intestinos bajos, que son los afectados por la economía en crisis. En concreto quería plantear un asunto: el papel de los monasterios de clausura de todo tipo en la sociedad del siglo XXI, y a su socaire qué hacer y como organizar mejor la búsqueda de esa dimensión del ser humano que a muchos parece interesarnos bastante. Pero, bueno, visto lo visto lo dejo para otro momento, porque ahora se impone, creo, un resumen de lo ocurrido ayer en el mundo económico.

Ante todo creo que no nos equivocamos demasiado en la predicción de que los políticos de todo el mundo no consiguieron transmitir confianza. Lo decía en mi escrito de ayer y lo reconfirmo hoy. A los titulares pretenciosos de muchos medios de comunicación anunciando la buena nueva de que los líderes del mundo con su reunión y vitoreado acuerdo habían puesto fin a la crisis, le correspondió una actitud del público consistente en no creerse una palabra, y como el índice de fe en las promesas políticas es, precisamente, la bolsa, es decir, el dinero en marcha, pues la cosa quedó diáfana: la Bolsa, las Bolsas de Europa, cayeron y de modo muy especial los bancos. Supongo que recordáis mis comentarios acerca del descenso del Banco de Santander. Pues ayer volvió a ser el mas castigado: cerró con un nuevo descenso del 7 por 100, con una pérdida acumulada de valor en lo que va de año del cincuenta por ciento. Es verdad que algunos valores del sector real han caído todavía mas, pero ciertos analistas pronostican que la banca española seguirá cayendo. Y eso que yo albergo pocas dudas acerca de la sanidad financiera del Santander, por no decir ninguna, pero no soy yo quien cuenta sino el mercado y a pesar de la macroampliación de capital, de las cifras de resultados y de los pronósticos de morosidad contenida efectuados desde la cúpula del banco, el mercado no confía en sus palabras, o eso parece, porque la explicación de que este descenso es debido en exclusiva al efecto dilución derivado de la ampliación de capital me resulta cuando menos corta. Así que tenemos una pérdida aparente de confianza en los políticos y en ciertos agentes financieros. Creo, además, que tampoco se creen demasiado a ciertos medios de comunicación social. Los tres constituyen la trilogía que en mi opinión (“El Sistema”) configura el verdadero sistema-de-poder, de modo que la cuestionabilidad empieza a alcanzar al epicentro del asunto. No es mala noticia si las cosas se hacen bien.

El programa de ayer contó con la presencia de Juan Costa, ex secretario de Estado de Hacienda y ex ministro de Comercio. No le conocía personalmente. Confieso que la conversación con él me resultó muy positiva, antes, durante y después del debate. Lo digo sinceramente y yo no pertenezco -ni pretendo- a ningún partido político. Ciertamente para un político activo, hay asuntos que no pueden ser tocados porque afectan a la doctrina de su partido y deben ser previamente consensuados con la dirección. Bueno, lo supongo porque no tengo idea de como funcionan, pero me imagino que algo así. Por eso aprecié la sinceridad con la que abordó ciertas cuestiones.

Es comprensible la pretensión de algunos y sobre todo de ciertos periodistas de atacar al Gobierno diciendo que no hace nada y que se necesitan medidas urgentes para corregir la crisis. Es comprensible, pero mal asunto si nos creemos que la que tenemos encima depende de que se aprueben dos o tres decretos o tres o cuatro leyes. Hay que decirlo claro: el 2009 va a ser malo tirando a peor. Cierto es que con algunas medidas se puede atemperar algo el efecto negativo, pero pretender que esto se corrija en Marzo no me parece realista. Ni con el PP, ni con el PSOE ni con nadie en el poder. Ojalá me equivoque, pero creo que se trata de uno de esos buques gigantescos que mantienen una inercia enorme y que necesitan muchas aguas francas para ser frenados. Los males de la economía son profundos, muy profundos. Los costes tenemos que asumirlos. Queramos o no queramos. Bueno, los estamos asumiendo ya y seguiremos. De eso no me cabe duda. La creación de derivados financieros y otras joyas estimuladas por una concepción del sistema financiero desconectada del sistema real, ha estallado y eso pone de manifiesto la virtualidad del modelo y, claro, lo virtual se acaba pagando con lo real. ¿COn que otra cosa se puede pagar? Y en eso estamos. Así que lo primero para curarse es un buen diagnóstico. Cierto es que necesitamos una luz de esperanza. Cierto, pero las falsas esperanzas suelen traer mas costes de los necesarios, porque si se frustran generan desconfianza y desespero en grado superlativo.

Esto es así y también lo es que de cualquier situación se sale. ¿Cuantos creen que en la cárcel te vuelves loco o te matan o te matas?. ¿Cuantos creyeron que no sería soportable pasar de las moquetas del poder a los rastrillos del patio de presos?. ¿Cuantos consideraron que ese camino termina con una persona?. Pues no. Solo depende de la persona. De su capacidad de lucha, de su esfuerzo, de su voluntad de sobrevivir, de su decisión de soportar lo insoportable. Pues en la economía mas o menos lo mismo. Porque es la vida. Muchos caerán. Desde luego los que mantuvieron una estructura financiera mal concebida, con exceso de endeudamiento. ¿Estimulada por los propios bancos que querían prestar dinero como fuera para sus cuentas de resultados?. Pues si. Sobre todo en el mundo inmobiliario. ¿Tienen en eso responsabilidad?. Claro. Las mismas oficinas que hace unos meses llamaban a los empresarios para prestarles dinero a toda costa ahora les llaman para decirles que tienen que cancelar las pólizas, que no pueden renovarles… esto es lo que sucede cada día. Lo demás, música celestial. Y los encargados de esas oficinas, los ejecutores de las ordenes superiores, tienen una cara que evidencia lo que piensan por dentro…

Es posible que se frustren vocaciones empresariales. De hecho ya está sucediendo. Y eso me parece un coste altamente negativo para un país. Pero también es cierto que eran bastantes los que creyeron ser empresarios amparados en valores dominantes diferentes del esfuerzo y el trabajo. Como decía no se quien, si hay que poner dinero y trabajo en un negocio, eso no es negocio, no compensa… La especulación, nos guste o no, queramos o no, ha dominado el escenario, y, siendo sinceros, con la complacencia de todo el mundo, de políticos, reguladores, bancos, empresarios y de toda la sociedad en general, porque quien no especuló con la vivienda, por ejemplo, es que no pisó una sucursal bancaria, porque de haberlo hecho habría salido con una hipoteca bajo el brazo de algún piso de algún lugar en el que la certeza consistía en la subida en flecha de su valor de modo inmediato…¿Por qué tenían que subir esas viviendas?. ¿Por qué si los sueldos no daban para comprar esos pisos?. Esa pregunta no les resultaba interesante: tenían que aumentar el precio porque eso es lo que se necesitaba para el modelo funcionara… En fin viviendas que no eran tales, porque no nacieron para satisfacer una necesidad vital sino para cumplir un papel de objeto de especulación a ultranza. Así ha pasado lo que ha pasado. Tenemos, según aparece, un stock enorme de viviendas construidas sin que respondieran a necesidades reales y ahora no hay modo de venderlas. Ayer alguien decía que si se baja el precio se venderían. No creo que sea tan fácil, porque aun con una reducción del 30 o 40 por ciento no hay dinero para comprar esos pisos o viviendas sin financiación bancaria, y creo que los bancos hoy se negarían en redondo a esas financiaciones. El otro día acudí a un notario para firmar una constitución de sociedad. Me dijo que todas las escrituras que autoriza relacionadas con el mundo inmobiliario son de cancelación de compras, porque la gente prefiere perder la señal que dio en su día por el piso que seguir asumiendo el coste de pagar lo que le queda. Porque no era para vivir. La compra se hizo para especular en demasiadas ocasiones y ese es el coste.

Yo quise plantear el asunto en términos concretos: lo que está pasando es simple: los empresarios del sector real están pagando las consecuencias de defectos estructurales del modelo financiero diseñado por políticos y reguladores y aceptado de buena gana por todo el mundo. Es un poco lacerante que ahora digan que hay que aumentar la regulación y que ese modelo de banca no es el correcto. Digo que es lacerante porque es exactamente lo contrario de lo que defendían hasta antes de ayer. Lo he escuchado en demasiadas ocasiones, Es cierto que en ámbitos del banco de España de los noventa oí decir que no podíamos prestar a nuestras empresas (me refiero a Banesto) y que si quebraban ese no era su problema, que el banco de España no cuidaba de las empresas sino de la sanidad de los bancos. ¿Cómo puede subsistir un banco sano en una economía real muerta?. Esa pregunta no se la hacían. Ahora, quizás para intentar esquivar la quema, parece que comienzan a decir algo tímidamente. No se, pero quizás fuera conveniente traer a la luz papeles oficiales de un pasado no demasiado lejano. Lo malo es que sirven para poco. Tenemos que ocuparnos de sobrevivir. Lo demás, lo dejamos para mejor momento.

Y es que, no me canso de decir, la crisis es de valores, de modo de pensar, de concepción de la banca, de concepción de la riqueza, de concepción del mercado y sobre todo y por encima de todo de concepción del individuo. Diseñamos modelos teóricos. El mercado, por ejemplo. Muy bien eso de que funciona o puede funcionar a la perfección. En el laboratorio es posible. Pero el mercado abstracto se concreta a través de personas que dirigen los centros políticos y los centros económico/financieros. Y esas personas deciden. Y deciden basadas en sus esquemas emocionales, preferentemente. Porque esa es la educación que han recibido. Y es así como aparecen las avaricias, codicias, ambiciones y otros frutos de la misma planta. Porque la sociedad Occidental se instaló en el principio de lo conveniente. Nada tiene entidad, todo es relativo, lo que cuenta es sobrevivir, ganar a cualquier precio, como decía aquel rey taifa: “en la guerra, si ves que no puedes ganar, engaña”. Pues el mercado estaba para eso y eso es lo que hemos visto. Y no es el mercado el que lo trae sino los individuos concretos. De nada valen modelos teóricos de mercado si tenemos que enfrentarlos con la triste realidad de los hombres que los dirigen. Ese me parece el asunto capital. Por eso decía el Premio Nobel alemán en el Congreso de Mística de Avila que clausuré que “el asunto es de educación y hay que volver a empezar desde primaria”.

Por eso las discusiones de Estado sí o Estado no, mas Estado o menos Estado, son relativamente intrascendentes. Individuos formados sí o individuos desprovistos de escala de valores. Ese es el epicentro del problema. En fin, que el problema es de sistema No creo que el crédito vuelva a ser tratado como antes. No creo que se pierda tiempo en discutir el futuro. Al contrario. Crisis la vamos a tener. Sufrimiento lo vamos a consumir. Dolor será compañero en estos días. Pero al final amanece. Con esfuerzo, pero amanece. Lo triste sería que amaneciera para volver a una oscuridad peor en poco tiempo. La crisis es una oportunidad, además de un gigantesco coste. Una oportunidad que debe ser tratada con la crudeza de la realidad del momento. Algunos dirán que con que a ellos les financien sus actividades les dejen pagar sus nóminas y puedan seguir adelante, con eso les basta y la discusión de los valores la dejan para otros…

Craso error. Lo que nos sucede deriva de esa actitud de dejar la sociedad civil que sus problemas se los gestionen otros. Tenemos una sociedad virtual, carente de peso real, yerma de valores, asustada, miedosa en mirar hacia adelante. Y en eso estamos. Y si no servimos para concienciarnos de que así no, pues fracasaremos de nuevo. Por eso me parece procedente la referencia al banco Gramees que se efectúa en nuestro blog. Por eso es oportuna la cita de Jaime de Génova “O si no , como dijo en 1933 Mc Geer , la alternativa puede llegar a ser ésta : ” El Gobierno responsable debe destruir ahora el gobierno de los Bancos , o si no , la mala gestión del crédito público realizada por los banqueros destruirá al Gobierno responsable , y con él a la civilización que lo ha concebido .”

No debemos dejar pasar esta oportunidad para discutir en la sociedad el modo de organizar el crédito, el suministro de fondos a la economía real. Primero demos la vuelta a lo que nos decían y volvamos a insistir que la creación de riqueza proviene de la economía real. Que lo financiero debe subordinarse a esa finalidad. Creemos mecanismos que eviten que los empresarios del sector real con buenas empresas sufran consecuencias derivadas de avaricias financieras o de frivolidades de reguladores de salón. Instauremos de nuevo un esquema de valores. Adoptemos soluciones concretas a problemas lacerantes. Y luego pongamos etiquetas si eso divierte, etiquetas de socialdemocracia, capitalismo, proteccionismo….como dijo Krishnamurti la palabra no es la cosa. Así que vamos a ocuparnos de las cosas que ya habrá tiempo para la literatura.