Aunque estamos en los estertores del viejo blog, no me resisto a publicar una carta que un padre ha dirigido a su hijo. Quien la escribe pertenece a una elite intelectual (abogado del estado). Me reenvía el correo dirigido a su hijo. Es por tanto una carta real, no un producto meramente literario. No tengo permiso para publicar sus nombres, porque no lo he solicitado. Los correos, como las cartas, pertenecen a quien las recibe. desde que se envían el autor pierde la propiedad. Pero la decencia permite publicar sin dar datos personales. Me parece que el asunto merece una lectura. Su autor, como digo, pertenece a una elite intelectual, no por que sea miembro de ese Cuerpo, en donde hay buenos juristas, pero no todos son excelentes personas, en bondad, calidad y otro atributos, porque excepciones haberlas las hay, como en casi todos los campos de la profesión humana. Su autor tiene inquietudes, aunque en ocasiones las exprese de modo abrupto, aunque sus columnas intelectuales no siempre sean compartidas. No es eso lo que me importa ahora. Prefiero hombres con inquietudes que no comparto a adocenados seducidos por la estulticia. Bueno, a la carta que tiene algún motivo de reflexiónreflexión se comparta o no, y es buena cosa para el penúltimo día de vida de este blog
“Me preguntaste el otro día en el coche porqué en las estadísticas, encuestas, y otras mentiras varias (esto último no lo preguntaste, es de mi cosecha) éramos los españoles los peores, y cómo se puede ser tan bajuno.
Te contesté que probablemente nada de eso que leías en internet era mentira, sólo incompleto, porque existe el deporte nacional de vender la Patria para parecer moderno, y se practica a todos los niveles, pero también que esos datos no se entendían sin los otros, los que prueban que además de ser capaz de las peores bajezas, los españoles hemos acometido las máximas gestas, porque este es un pueblo de extremos, que no conoce el término medio, lo que no estoy en situación de criticar, y tú y cualquiera que me conozca se dará fácilmente cuenta de por qué. Seguir leyendo →